Antes los medios pagaban a los informantes, hoy en día los informantes pagan a los medios.
Gallup pregunta desde 1972 la misma pregunta y trata de averiguar año tras año la confianza que tienen los americanos en los medios, la cual en el 2016 cayó hasta llegar a un 32%. Sólo un 32% de los americanos piensan que los medios informan con precisión y equidad.
Ahora bien, si lo vemos por partido político, vemos que en el 2016 sólo un 14% de los Republicanos piensan que los medios siguen informando con objetividad.
Está claro por las encuesta de Gallup que los medios han perdido sus leales lectores con los Republicanos, pero ¿es esto la causa por la cual el gobierno de Trump quiere saltarse a los medios y dar las noticias “sin distorsiones”? o simplemente ¿es la consecuencia de la cobertura tendenciosa que tuvieron muchos (por no decir todos) los medios de comunicación en las elecciones americanas?.
Yo muchas veces me hago la pregunta de si fueron los medios que deliberadamente hicieron campaña anti-trump o que no supieron leer a la mitad del electorado americano. No se la respuesta, pero ya sea por mala fé o por incompetencia, en ambos casos tienen lo que se merecen.
Los nuevos Medios de Comunicación
Los nuevos medios de comunicación no escriben o producen sus noticias, ni tampoco las imprimen, ni siquiera las agregan (es ilegal en España) sino que permiten a los usuarios que las distribuyan en sus muros y que otros las lean, ellos mientras ponen publicidad.
El crecimiento de internet, y en especial de Twitter y de Facebook como distribuidores de noticias, hace que se masifiquen las fuentes (al infinito), las opiniones y su legitimidad se distorsione, por lo que un “agregador de noticias” como Facebook tienen el sentido para dar legitimidad a las mismas, pero aquí empieza el problema.
Por un lado el valor de las noticias es nulo, la comoditización de las noticias hace que estas pierdan su valor. Ya nadie paga por noticias, quizás pagamos por formato o por análisis, pero la noticia en si ya no tiene valor…
Por otro lado, el fenómeno de las noticias falsas. Este crecimiento que antes mencionamos también ha traído modelos de monetización sobre noticias o temas, y a su vez estafadores que hacen dinero propagando noticias falsas, como es el caso de estos chicos de un pueblito de Macedonia, que se llevaron más de treinta mil euros gracias a esta estafa.
La libertad de expresión siempre está desafiada por la censura, y el concepto de censura tiene su reinterpretación cuando son algoritmos o personas los que deciden lo que leemos en estas nuevas plataformas.
Después del poder que han tomado Facebook y Twitter principalmente al distribuir las noticias, la falta de legitimidad de las fuentes que distribuyen noticias falsas y los algoritmos que deciden, no es de extrañar que algunos propongan regularles. El concepto en sí tiene sentido en el espíritu inicial de los medios como servicio público, pero estoy en contra de regular (también he perdido la confianza en la objetividad del legislador, el conoce mis 3 máximas sabe que sufrimos una escasez de confianza).
Los medios en esa búsqueda por la rentabilidad se han prostituido perdiendo su más valioso activo: La objetividad. Cuando los medios entiendan que el poder no viene ni de la producción, ni de la distribución pero si de controlar el consumo (como hace Facebook) y que todos los mercados serán impulsados por la demanda, entenderán que la objetividad era su mayor arma para agregar confianza, esa confianza que todos hemos perdido. ¡Creo que ya es muy tarde!
Yo por mi parte, desde hace un par de meses (Enero 2017) he dejado de leer noticias y las pocas horas semanales que le dedicaba a leer noticias las he dedicado a aprender más sobre otros temas, y en estos últimos dos meses, sobre Educación (el porqué es materia de otro post).