Estos últimos meses han sido de locos, a nivel personal me he casado y a nivel laboral he tenido varios viajes, sin contar el inicio de clases de mi segundo año en el IE Business School. Todo esto ha hecho que mi tiempo libre se limite a los que puedo compartir con mi mujer y mis amigos. Pero bueno, la razón de este post no es mas que una excusa para romper el silencio en el que tenía a mi blog y el hablar de como conseguí a Venezuela después de 2 años sin estar ahí, y es que desde que tengo razón o incluso antes Venezuela nunca se ha salvado de la corrupción, pero la que vi en este viaje fue tal que me inspiró a escribir este post.
Simón Bolivar dijo en el Congreso de Angostura en 1819: “Moral y Luces son los polos de una república, Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”.
La Moral es el motor de la equidad y la justicia. La moral es la base de cualquier sociedad y por supuesto de cualquier gobierno, pero la corrupción siempre ha sido un mal que ha aquejado a los países latinoamericanos, y Venezuela nunca ha sido la excepción, con Chavez o sin el. Hoy Venezuela está sumido en un mar de corrupción donde para grandes y chicos, el dar “un incentivo” para agilizar cualquier proceso administrativo público o no, está bien visto. No hay dolientes y las víctimas son dos, los pobres que no tienen cómo “agilizar” y nuestra sociedad que crecen con un concepto tergiversado de la moral.
Cuando Bolívar hablaba de Luces, no se refiere a la luz que emana de un líder o de los poderes públicos, sino de la luz que tenemos cada uno para romper las barreras de la oscuridad propia y propiciar la claridad social. La Luz es un llamado a la participación de todos en la búsqueda de la verdad, de la transparencia, de la sublevación a lo corrupto y corrompido. Si buscamos la verdad y la transparencia mantendremos la moral de toda la vida y no las que quiere el gobierno “reemplazar por nuevas“. En cualquier caso, la moral económica o incluso la social que nos quieren infundir no son las que deberían ser, ni en un país “revolucionario” como Venezuela o en uno “progresista” como España. La corrupción es amoral, y el soborno va en contra de cualquier gobierno, peor aún uno socialista que quiere beneficiar al que no tiene para dar “ese incentivo”.
Desde hace 200 años esas palabras no han dejado de tener sentido, pero mucho mas hoy en la Venezuela que vi. Que el pueble encienda esa llama de moral es la esperanza de crecer y progresar de cualquier república (la cuarta o la quinta) y/o revolución (Bolivariana o no). El mejor legado que le podemos dejar a nuestros hijos es iluminarlos con valores apolíticos y con moral religiosa para que juntos seamos vigilantes de la corrupción en la que se ve sumida Venezuela a todos los niveles y en todos los estratos sociales; y las injusticias que se comenten a diario en un país donde el soborno o la mordida es lo común por sobre cualquier transparencia, equidad o justicia.
Joan Baez decía: “Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.” …y eso es lo que encontré en Venezuela.